sábado, 2 de octubre de 2010

Actualizar.


No me quedan fuerzas ni para pulsar f5, mi incansable reincidencia sobre la tecla de “espacio” se niega a cambiar de rumbo o dirección, y no puedo más que permanecer en esta absurda espiral de páginas en blanco.

Mi mente, no tan en blanco como este escrito interminable, reflexiona un par de veces por minuto sobre la misma cuestión y se pregunta:
Tú que siempre estás donde tienes que estar.
Tú que eres completamente fiel a tus principios.
Tú que no te asustas de nada.
Tú que no ciñes tu vida a principios masoquistas.
Tú que también eres capaz de disfrutar de lo sencillo.
Tú que valoras lo que tienes aún sin tener que llegar a perderlo.
Tú que arriesgas, que pierdes, que empatas, que ganas.
Tú que vuelas y sobre-vuelas.
Tú que ríes, que lloras, que sangras, que sufres, que añoras, que pecas, que…sientes.
Tú que retrocedes sólo para coger impulso.
Tú que valoras madrugar algunos domingos y trasnochar otros sábados.
Tú que no siempre dices sí, pero no sabes decirme que no.
Tú que me quieres, me odias, me atrapas, me invades, me das tiempo y espacio, me valoras, me temes.
, perfecta criatura terrestre, indisciplinada, fugaz, caleidoscópica, sensible, rara y, aparentemente, inexistente, ¿dónde te has metido?

Dejemos el juego del escondite para un poco más tarde. De momento, te ofrezco un café, una piña colada o una infusión un poco insípida con tal de que hablemos, que me hagas ver que eres posible, que te escondes sólo para aparecer por sorpresa en el mejor momento.
Justo cuando yo deje de regir mi vida por principios masoquistas, de retroceder para lamentarme por el eterno retorno, de decir a todos que sí y no saber hacerlo conmigo misma, de arriesgar para no empatar ni una sola vez; justo cuando deje de buscarte.

Todos necesitamos una Musa.
 O, si decides no aparecer, envíame unas gafas de cerca para poder encontrar de una vez la maldita tecla f5.

2 comentarios:

  1. Puede que solo sea suficiente con dejar de buscar, quizás entonces se rinda y salga de su escondite.

    ResponderEliminar
  2. Ahh, y me ha gustado tanto este texto que se me han secado los ojos de no parpadear.

    ResponderEliminar