viernes, 22 de octubre de 2010

La tienda de ultramarinos de Fernández de los Ríos informa:

En el escaparate de mis necesidades más inminentes hay enormes expositores cargados de mordazas a prueba de estupideces, de cadenas extravagantes en busca y captura de un candado a su medida, una colección de cajas de pandora de lo más retro, sacos de paciencia que se venden a granel, cafeteras de tamaño industrial, látigos autodisciplinares, cortafuegos a destajo, una réplica en miniatura de la fábrica de Willy Wonka hasta arriba del chocolate más negro que puedas imaginar, una plantación de hierba con la guerra declarada al hipocampo, el pedido extraviado de clínex que solicitó la funeraria vecina, enormes reservas de líquido de freno, relojes bidireccionales y unos puntos suspensivos que poder colocar a mi antojo donde lo considere necesario como, por ejemplo, aquí mismo:  .  .  .

El tiempo que resta, sobredosis de mi.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Amor en diferentes formas y estados.

Razón: amor. Forma: narrada. Estado: Sólido.


Eres el signo de interrogación que pone en duda cada una de mis afirmaciones. Eres fruto del recuerdo intermitente de un tiempo mejor, cargado de lluvias y desconciertos.

En plena descripción de lo indescriptible he vuelto a morderme la cola. Así, con un dolor agudo de la zona más viril de mi anatomía, desisto de esta caza de brujas.

Si te merece la pena, cázame tú a mí. Sigo justo donde me dejaste hace mucho, mucho tiempo.

Te prometo una historia llena de dramas, de todo tipo de curvas, de partidas al strip póker, de idas, y de venidas en el sentido más amplio de la palabra.


Razón: amor. Forma: visual+auditiva. Estado: líquido.



Razón: amor (lesbiano).   Forma: visual+narrada.   Estado: gaseoso.

http://elestafador.com/2010/10/el-estafador-51-love-of-lesbian/


Mira tu agenda y, si te cuadra, date por aludida.

martes, 5 de octubre de 2010

Conflictos intrapersonales cotidianos.


Contra la rutina y el desconcierto, hago estiramientos diarios para conseguir que mi cuello llegue a girar 360º sobre sí mismo. Cuando lo logre estarás perdido, voy a acabar contigo, clavaré mis ojos en ti y derrumbaré cada uno de los puntos fuertes que te sustentan, mientras me froto descaradamente contra cada uno de tus puntos débiles.
Creíste que jamás lo lograría, pero te pongo en sobre aviso de que cada vez estoy más cerca. Has de saber que día tras día gano un grado a derecha e izquierda. Grado que gano, tiempo de supervivencia que pierdes. Y no puedo parar de disfrutar de antemano de tu caída y mi causal victoria.
Ambos sabemos que no tienes escapatoria y que, entre tú y yo, no existen treguas ni “altos al fuego” posibles.
Así que te doy la opción de buscar entre tus antiguas pertenencias, cualquier objeto metálico que pueda servirte de escudo o incluso el arma blanca con el que derrotaste a cada una de mis intenciones frustradas.
Sé que en estos momentos no puedes dejar de pensar en el suicidio o la huida, pero, si me permites opinar, creo que deberías tener un final mucho más digno, propio de alguien que llegó a ser tan poderoso como lo fuiste tú.
Vamos, no seas tonto y sonríe, intentaré que mi sed de venganza no nuble mi persecutoria e inoportuna empatía.
Si te portas bien y te declaras culpable, te cambio una muerte lenta y dolorosa, por un dulce sueño con posibilidad de accesorios oníricos “de por muerte”.
 

Buen viaje y hasta nunca, maldito Talón de Aquiles.

sábado, 2 de octubre de 2010

Actualizar.


No me quedan fuerzas ni para pulsar f5, mi incansable reincidencia sobre la tecla de “espacio” se niega a cambiar de rumbo o dirección, y no puedo más que permanecer en esta absurda espiral de páginas en blanco.

Mi mente, no tan en blanco como este escrito interminable, reflexiona un par de veces por minuto sobre la misma cuestión y se pregunta:
Tú que siempre estás donde tienes que estar.
Tú que eres completamente fiel a tus principios.
Tú que no te asustas de nada.
Tú que no ciñes tu vida a principios masoquistas.
Tú que también eres capaz de disfrutar de lo sencillo.
Tú que valoras lo que tienes aún sin tener que llegar a perderlo.
Tú que arriesgas, que pierdes, que empatas, que ganas.
Tú que vuelas y sobre-vuelas.
Tú que ríes, que lloras, que sangras, que sufres, que añoras, que pecas, que…sientes.
Tú que retrocedes sólo para coger impulso.
Tú que valoras madrugar algunos domingos y trasnochar otros sábados.
Tú que no siempre dices sí, pero no sabes decirme que no.
Tú que me quieres, me odias, me atrapas, me invades, me das tiempo y espacio, me valoras, me temes.
, perfecta criatura terrestre, indisciplinada, fugaz, caleidoscópica, sensible, rara y, aparentemente, inexistente, ¿dónde te has metido?

Dejemos el juego del escondite para un poco más tarde. De momento, te ofrezco un café, una piña colada o una infusión un poco insípida con tal de que hablemos, que me hagas ver que eres posible, que te escondes sólo para aparecer por sorpresa en el mejor momento.
Justo cuando yo deje de regir mi vida por principios masoquistas, de retroceder para lamentarme por el eterno retorno, de decir a todos que sí y no saber hacerlo conmigo misma, de arriesgar para no empatar ni una sola vez; justo cuando deje de buscarte.

Todos necesitamos una Musa.
 O, si decides no aparecer, envíame unas gafas de cerca para poder encontrar de una vez la maldita tecla f5.