jueves, 30 de septiembre de 2010

Pongamos algunas normas, pero sólo algunas...

Desde los afectos
 
Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?

Que uno tiene que buscarlo y dárselo...
Que nadie establece normas, salvo la vida...
Que la vida sin ciertas normas pierde formas...
Que la forma no se pierde con abrirnos...
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente...
Que no está prohibido amar...
Que también se puede odiar...
Que la agresión porque sí, hiere mucho...
Que las heridas se cierran...
Que las puertas no deben cerrarse...
Que la mayor puerta es el afecto...
Que los afectos, nos definen...
Que definirse no es remar contra la corriente...
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja...
Que negar palabras, es abrir distancias...
Que encontrarse es muy hermoso...
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida...
Que la vida parte del sexo...
Que el por qué de los niños, tiene su por qué...
Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad...
Que saber todo de todos, es curiosidad malsana...
Que nunca está de más agradecer...
Que autodeterminación no es hacer las cosas solo...
Que nadie quiere estar solo...
Que para no estar solo hay que dar...
Que para dar, debemos recibir antes...
Que para que nos den también hay que saber pedir...
Que saber pedir no es regalarse...
Que regalarse en definitiva no es quererse...
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos...
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo...
Que ayudar es poder alentar y apoyar...
Que adular no es apoyar...
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara...
Que las cosas cara a cara son honestas...
Que nadie es honesto porque no robe...
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo...
Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte...
Que se puede estar muerto en vida..
Que se siente con el cuerpo y la mente...
Que con los oídos se escucha...
Que cuesta ser sensible y no herirse...
Que herirse no es desangrarse...
Que para no ser heridos levantamos muros...
Que sería mejor construir puentes...
Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve...
Que volver no implica retroceder...
Que retroceder también puede ser avanzar...
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol...

Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?

Mario Benedetti

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Hoy por hoy (ayer por ayer).

Ahora que ya:

no te veo
no te toco
no te miro
no te araño
no te oigo
no te beso          
no te follo
no te rompo
no te pongo                                                             
no te odio                                             
no te muerdo
no te lloro
no te espero
no te beso
no te huelo                       
no te ahogo
no te escribo
no te pierdo
no te tengo
no te estorbo
no te creo
ni te quiero.

                                                         

Justo ahora, es cuando empiezo a echarte de menos.

viernes, 10 de septiembre de 2010

2D.


He hecho un repaso al doble fondo del cajón secreto de mi mesilla de noche y me he encontrado, entre otras muchas cosas absurdas, un libro de diagnóstico que en su momento aspiró a ser de autoayuda, las velas que no llegué a encender en la oscuridad que no compartí contigo, una tira de fotomatón de un amor ya caduco y  una extensa colección de vinilos, de libros de infancia con moraleja, de cosas a que debí tirar y de tardes perdidas.
Tardes perdidas en el sentido más amplio de la palabra. Tardes en las que no sólo perdí el tiempo. Contabilizo cada una de mis pérdidas en aquellas tardes a olvidar: como aquella tarde en la que te retrasaste dos horas y yo te esperaba en pleno centro, de pronto empezó a diluviar y yo no pude menos que perder la paciencia. La tarde en la que perdí el tren con destino a una segunda oportunidad. O aquella tarde (más guillotina que tarde) en la que perdí la cabeza por ti.
Esta tarde, la de hoy, queda para mi colección porque, en pleno recuento, he perdido aquella tarde en la que perdí (valga la redundancia) mi tercera dimensión. Pérdida a causa de la cual cada vez que intento mirarme al espejo tengo que desenfocar mi propia imagen para poder verme en 3 dimensiones, como si de un estereograma me tratase.
Quizás tenga que seguir buscando en la sección de tardes perdidas y absurdas, o en la de tardes perdidas y frías; aunque creo, casi a ciencia cierta, que donde debería buscar es en el doble fondo del cajón secreto de tu mesilla de noche, porque probablemente tú fuiste lo último que perdí una tarde, y esa dimensión de profundidad fue la primera de las cosas que me robaste desde que te fuiste.

Desenfócame y me encontrarás.




Hagamos un intercambio.
Devuélveme mi autoestima, las tardes que me faltan para completar la colección, los malabares y trapecismos que inventé por hacerte reír y los “te quiero” que te dije y sobraban.
A cambio te doy las dioptrías que gané por no dejar de mirarte fijamente, un parte de lesiones que guardo desde hace meses en la cartera y mis otras dos dimensiones restantes.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Lárgate.

Tomando ejemplo del punto que me acompaña en este intento de ser "puntos suspensivos" (como de costumbre) le doy 3 vueltas de rosca a mi propia manivela y empiezo desde el principio.
Marcadores a cero.
Voy a huir por todo lo cobarde que debí ser en su momento y no lo fui.
Voy a intentarlo, golpeas bien...lo haces bien, pero esta vez no habrá Segundo Asalto.
Te hablo a ti, no a ninguna persona, no a alguien conocido, no a nada mesurable.
Ni se te ocurra pedirme explicaciones, no voy a dartelas ni una vez más, no voy a creerme tus mentiras, no voy a seguirte el juego, no voy a echarte de menos.
Voy a ignorarte.
No eres
No estás.
No existes...hasta que venga alguien y me demuestre lo contrario.
3 vueltas a la manivela y ya no estarás.
Una vez más, Que te jodan Corazón.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Asignaturas pendientes.

Con esto de estar rodeada de folios hasta las cejas y no tener tiempo ni para mirarme al espejo y...reconocerme. No he podido evitar caer en la recurrente melancolía por aquellos tiempos en los que ibas al colegio y tu única preocupación era cómo emplear tu tiempo en el recreo. Y esto, de una forma u otra, te lleva a hacer un repaso de los compañeros que no has vuelto a ver, de las excursiones que siempre fueron una buena excusa para no ir a clase, de los profesores que antes te provocaban respeto y ahora te provocan una carcajada maléfica e inevitable y, por supuesto, de las asignaturas que siempre odiaste porque siendo tan pequeño ( por lo menos en mi caso) nunca adoraste ninguna lo suficiente como para recordarla.

Y entre esos odios caducos e infantiles, me he encontrado con las matemáticas y todos sus representantes a lo largo de mi experiencia académica. Recuerdo que, entre otras muchas cosas, ya en 1º de primaria, cuando esta asignatura todavía no tenía una relación directa con los números y ecuaciones persecutorias, nos enseñaban los sistemas de medida. A modo de potaje, todo juntito y bien removido, aprendíamos que el peso se mide en gramos, el tiempo en minutos u horas, la distancia o longitud en metros y la temperatura en grados centígrados.

Ahora, años (bastantes) más tarde, entiendo por qué la asignatura nunca llegó a entusiasmarme. Digamos que nunca me gustaron las limitaciones, en este caso esa frase de:  " sin embargo, chicos, hay cosas que no tienen una unidad de medida, por ejemplo: los sentimientos"). Así que me propongo a mi misma acabar con esa parte que, a mi parecer, les faltaba a las matemáticas...partiendo de la base, de la raíz del problema: los sistemas métricos. Para, de este modo, probar si solucionando el origen del problema puedo reconciliarme con esta materia de la que, a día de hoy, no consigo librarme.

En primer lugar, voy a intentar empezar a establecer unidades de medidas provisionales  (o no) de los denominados sentimientos. Por ejemplo: ¿Quién dice que la paciencia no se pueda medir en el número de decepciones acumulables posible?, ¿ o que el enamoramiento no es más que el número de tonterías posibles a llevar a cabo por alguien?

Y con toda esta ( i )lógica reflexión no he hecho más que darme cuenta de un par de cosas:

Que tu casa y la mía están a 3 canciones tristes de distancia. Y que yo estoy a 2 sonrisas y 3 confesiones, que suenen bien y no digan nada, de cometer un error.

 Así, no me queda otra que empezar de cero y dejar de medir la distancia en metros, el peso en gramos, el tiempo en minutos u horas y la temperatura en grados centígrados. De hoy en adelante,utilizaré mi propio sistema métrico.

Cerrado por reformas.
Puede que todo esto te parezca una tontería, pero tú, por si acaso, hazme caso y no sonrías.

jueves, 2 de septiembre de 2010

(Re)cuento.

Tengo:
- Un no hecho de "noes" y un incipiente ataque de pánico.
- Un mechero sin gas y ninguna paciencia.
- Ganas de no tener ganas.
- Alguna que otra apuesta por perder y 3 libros por terminar.
- Tengo una colección de fantasmas, de cortocircuitos neuronales, de frustraciones y de autoengaños.
- Una soledad creciente y un par de secretos que no pienso contar.
- También tengo mala memoria así que, probablemente, se me olvide alguna que otra pertenencia.
Y si tuviera un pintalabios, me gustaría que fuera así.



 Por si tenías miedo... ya sabes de antemano que, en caso de "incendio", no voy a recurrir a la separación de bienes.