lunes, 4 de julio de 2011

X.

Dice el calendario que en 9 días nos deja volver a vernos. Así que he ideado una estrategia de ataque para nuestro próximo encuentro. Te lo comunico por si tú, como respuesta, quieres idear una estrategia de defensa o, en su defecto, de contraataque.


Esta vez mi única arma será  un marcador con el que trazar líneas discontinuas por todo tu cuerpo. La x que marca el punto de partida estará situada justo en la frontera entre tu oreja y tu cuello.
Iré deslizándome por tu costado hasta que la cresta ilíaca me indique el cambio de carril para hacer el mismo recorrido en sentido inverso hasta terminar en tu otra oreja. Que las clavículas me guíen hasta tu esternón y empiece a perder la cabeza escalando las cordilleras que tu escote me promete. Y una vez conquistada la cima de cada una de ellas intentaré usar los dientes de ancla para que el vértigo no consiga hacerme perder el equilibrio. Y saciaré mi sed en el oasis de tu ombligo. 

Marcaré con tinta tus piernas, y tus rodillas me servirán de glorietas para coger la primera desviación hacia la cara interna de tus muslos. Voy a abrirte de par en par los sentidos o lo que me pidas y el rotulador empezará a ponerse nervioso al ver que se abre camino hacia tus entrañas por la puerta de la vida, por el acceso reservado sólo a residentes.

Si el rotulador ha conseguido no correrse te dejo marcarme como tú quieras.

Y que la lengua y los labios simplemente precedan a los dientes. Y nos desgarremos la piel a mordiscos para destrozar las barreras que nos separan y que marcan los límites entre nosotras. Y una vez desprovistas de piel, rocémonos hasta provocar el fuego necesario para que nuestros cuerpos se fundan en uno solo. 
Sólo necesitamos el desierto y las dunas que crean las sábanas que compartimos y las cuales no pueden evitar observarnos atónitas y desesperadas por no tener manos para unirse al festival que provocas en mí cada vez que volvemos a encontrarnos. 

Bill Brandt


Bueno, también necesitamos un rotulador permanente, pero no te preocupes cariño de eso me encargo yo.