viernes, 10 de septiembre de 2010

2D.


He hecho un repaso al doble fondo del cajón secreto de mi mesilla de noche y me he encontrado, entre otras muchas cosas absurdas, un libro de diagnóstico que en su momento aspiró a ser de autoayuda, las velas que no llegué a encender en la oscuridad que no compartí contigo, una tira de fotomatón de un amor ya caduco y  una extensa colección de vinilos, de libros de infancia con moraleja, de cosas a que debí tirar y de tardes perdidas.
Tardes perdidas en el sentido más amplio de la palabra. Tardes en las que no sólo perdí el tiempo. Contabilizo cada una de mis pérdidas en aquellas tardes a olvidar: como aquella tarde en la que te retrasaste dos horas y yo te esperaba en pleno centro, de pronto empezó a diluviar y yo no pude menos que perder la paciencia. La tarde en la que perdí el tren con destino a una segunda oportunidad. O aquella tarde (más guillotina que tarde) en la que perdí la cabeza por ti.
Esta tarde, la de hoy, queda para mi colección porque, en pleno recuento, he perdido aquella tarde en la que perdí (valga la redundancia) mi tercera dimensión. Pérdida a causa de la cual cada vez que intento mirarme al espejo tengo que desenfocar mi propia imagen para poder verme en 3 dimensiones, como si de un estereograma me tratase.
Quizás tenga que seguir buscando en la sección de tardes perdidas y absurdas, o en la de tardes perdidas y frías; aunque creo, casi a ciencia cierta, que donde debería buscar es en el doble fondo del cajón secreto de tu mesilla de noche, porque probablemente tú fuiste lo último que perdí una tarde, y esa dimensión de profundidad fue la primera de las cosas que me robaste desde que te fuiste.

Desenfócame y me encontrarás.




Hagamos un intercambio.
Devuélveme mi autoestima, las tardes que me faltan para completar la colección, los malabares y trapecismos que inventé por hacerte reír y los “te quiero” que te dije y sobraban.
A cambio te doy las dioptrías que gané por no dejar de mirarte fijamente, un parte de lesiones que guardo desde hace meses en la cartera y mis otras dos dimensiones restantes.

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