viernes, 31 de diciembre de 2010

Agente Bacteriano Caduco.

15 segundos, en silencio y el oxígeno dejó de tener utilidad para mí.

20 minutos, buscando objetos cortantes con la mirada.

28 días, os bastaron a ti y al bisturí para hacerme pedazos.

8 semanas, luché contra las paredes para que dejaran de ahogarme.

2 meses, estuve buscando un hilo lo suficientemente resistente.

1 trimestre, recorriendo tiendas de antigüedades hasta dar con la máquina de coser adecuada.

1 estación del año, asistiendo a clases de costura con los grandes maestros de la materia.

En definitiva, 1 año intentando coser las piezas del puzzle que hiciste de mí.

Y, a día de hoy, me han bastado 3 parpadeos para darme cuenta de que el tejido nervioso de mis heridas cicatrizó por si solo. Aun cuando tú le gritabas que se mantuviese al margen para poder entrar en todas y cada una de mis equivocaciones e infectarlo todo con  tus palabras bacterianas y tus caricias patógenas.

He venido a devolverte la bombona de oxígeno, las cuerdas con las que me ataste a los pies de la cama por si te daba por volver, la mordaza, las bacterias que desprendes y a las que ya me he hecho inmune; y a comunicarte que, al igual que los días del año, se acabaron las palabras que me quedaban para tí.



No te quejarás, he sacado tu perfil bueno.


Por cierto, no hace falta que me devuelvas la dimensión de profundidad, creo que me han hecho una nueva de tanto mirarme bonito.

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